En el siguiente artículo se explora cómo microorganismos especializados mejoran la fertilización al hacer que fósforo, potasio y nitrógeno sean más asimilables para los cultivos, optimizando su crecimiento y su salud.
Es bien sabido que el fósforo (P), el potasio (K) y el nitrógeno (N) están presentes en nuestros suelos, pero no siempre de forma asimilable para los cultivos. El fósforo y el potasio son elementos que pueden encontrarse bloqueados y las plantas por sí solas no pueden asimilar estos nutrientes. Algo parecido ocurre con el N atmosférico, el cual las plantas no pueden asimilar. Los únicos que pueden poner estos nutrientes a disposición del cultivo son los microorganismos.
EL IMPACTO MICROBIANO EN EL SUELO
Por un lado, el fósforo en el suelo se puede encontrar como sales de fosfatos formadas al reaccionar con cationes del suelo, o bien como fosfatos que forman parte de compuestos orgánicos. Ciertos microorganismos son capaces de liberar el fósforo de fuentes inorgánicas mediante la solubilización y de fuentes orgánicas mediante la mineralización. En ambos casos, el fósforo queda a disposición de la planta en la fracción soluble del suelo. Esto es gracias a los ácidos orgánicos y/o enzimas que producen los microorganismos y que liberan los fosfatos dejándolos a disposición de la planta.
Por otro lado, el potasio se encuentra inmovilizado entre las láminas de arcilla o bien adsorbido en la superficie de las partículas de arcillas. Como en el caso anterior, determinados microorganismos son capaces de movilizar este potasio y dejarlo disponible para las plantas. Los ácidos orgánicos producidos por los microorganismos se desprotonan en entornos alcalinos y, por tanto, posibilitan el intercambio de H+ por los cationes K+ inmovilizados en las arcillas. Por ejemplo, el potasio queda liberado por la alteración de los silicatos, aunque también es posible por la mineralización del humus.
RIZOBACTER® PK: MEJORA LA FERTILIZACIÓN EN EL SUELO
Cada vez más se pone de manifiesto la necesidad de optimizar al máximo los recursos naturales y entre ellos están los fertilizantes, los cuales son necesarios para una buena nutrición del cultivo. No cabe duda de que la mejor manera para optimizar el fósforo y el potasio es utilizar los que ya están en el suelo y permitir una reducción del abonado y ajustarlo lo máximo posible a las necesidades del cultivo: ni más ni menos, lo justo y necesario.
Es por todo esto por lo que nace la necesidad del producto RIZOBACTER® PK, a base de dos rizobacterias promotoras del crecimiento vegetal (PGPR): Bacillus megaterium (cepa BC07-Bmeg) y Pseudomonas fluorescens (cepa BC06-Pf). Esta combinación resulta idónea, ya que ambas cepas presentan altos potenciales de solubilización de fósforo y de movilización de potasio.
Además, estos microorganismos también producen otros tipos de metabolitos secundarios, entre ellos, sideróforos: agentes quelantes del hierro, que lo ponen a disposición de la planta, ayudando así a su nutrición.
RIZOBACTER® N: OPTIMIZACIÓN DEL NITRÓGENO EN EL CULTIVO
Siguiendo esta misma línea en cuanto a la reducción de unidades fertilizantes, es bien sabido que el nitrógeno es de los elementos menos estables en el suelo por su gran tendencia a la lixiviación en su forma nítrica. En este aspecto, los microorganismos fijadores de nitrógeno atmosférico, el cual es un elemento abundante en el suelo, juegan un papel fundamental en la fertilización de los cultivos al suponer una vía de aporte de este nutriente. En este sentido, en Servalesa contamos con RIZOBACTER® N, producto a base de Azotobacter chroococcum (cepa BNT-09-Ac) que tiene una capacidad muy alta de fijación del nitrógeno atmosférico. Y que, independientemente del cultivo, es capaz de reducir elN2 a NH3. Así, Azotobacter chroococcum trabaja fijando el nitrógeno a demanda de las necesidades del cultivo, puesto que su rendimiento tiene una relación directa con la actividad radicular y las exudaciones que producen las raíces.
Otra característica importante de RIZOBACTER ® N es la producción y aportación de metabolitos, entre ellos, la AAC desaminasa, una enzima que inhibe la síntesis de etileno y, por tanto, permite a la planta hacer frente a diferentes estreses abióticos. Otro metabolito destacable son las auxinas, que tienen muchas funciones estimulantes, como, por ejemplo, la de aumentar el desarrollo radicular y, en consecuencia, el aporte nutricional al cultivo.
En conclusión, las aplicaciones de microorganismos están más que justificadas en agricultura. En este caso en concreto, al aplicar RIZOBACTER® PK y RIZOBACTER® N, se consigue un uso más eficiente de los nutrientes. Sin olvidar los beneficios estimulantes que aportan, cada vez más importantes en la agricultura del presente y del futuro.
Iris García – Ingeniera Agrónoma Delegada Comercial Zona Noroeste
Jonatan Mateo – Ingeniero Técnico Agrícola Responsable Comercial Zona Norte