Para determinar la calidad final de la cosecha en cítricos, resulta fundamental un manejo óptimo en los últimos compases del ciclo de cultivo, a partir del cambio de color. Por tanto, una estrategia enfocada a la mejora de la conservación y la protección de la piel, puede tener un efecto directo en el valor final y rentabilidad de la cosecha para el agricultor.
No obstante, el escenario ideal no solamente incluye los intereses del agricultor, sino también los de las empresas comercializadoras. Estas, tienen como objetivo proveer a las cadenas de supermercados con productos que cumplan las expectativas y necesidades del consumidor en base a las tendencias de consumo. Y son precisamente estas tendencias, un aspecto fundamental que influye en toda la cadena de suministro, ya que empujan a todos los actores a una adaptación continua. Innova Market Insights, en su presentación de las principales tendencias en la industria alimentaria para el año 2023, afirma: la salud personal y la sostenibilidad han demostrado ser fuertes impulsores de la elección de consumidores; los valores personales y sociales son cada vez más importantes ya que se entrelazan con las decisiones de compra.
Volviendo a la citricultura, se hace evidente la necesidad de poder producir frutos en base a estándares sostenibles y saludables que, además, tengan una vida útil adecuada para garantizar su comercialización en los diferentes mercados de interés. El reto está en llevarlo a cabo en base a prácticas agronómicas que den como resultado cosechas de residuo 0 y que influyan en los numerosos aspectos entorno al cultivo (pre cosecha), posterior tratamiento y conservación (post cosecha). Y todo esto, con la limitación y/o prohibición del uso de algunas herramientas como los fitosanitarios que, hasta hace bien poco, permitían completar esta tarea con éxito.
Para lograr dar respuesta a este reto, Servalesa propone introducir en las estrategias de manejo de resido 0 el uso de bioestimulantes como complementos para herramientas convencionales, potenciando así el binomio estimulación-protección. Puesto que, mientras el concepto de los anteriormente citados fitosanitarios gira entorno a la sanidad vegetal. Por su parte, los bioestimulantes están basados en la mejora y regulación de los procesos fisiológico y biológicos de los cultivos y la bioquímica, para optimizar y mejorar el rendimiento y calidad de la cosecha.
En el caso concreto de la citricultura, y gracias al estudio llevado a cabo por Servalesa, existen indicios que ponen de manifiesto que mediante el uso combinado de los bioestimulantes SERGOMIL® L60 y PEELS®, mejora la calidad de piel de los frutos, reforzando así su firmeza, previniendo su debilitamiento y mitigando la senescencia. De esta manera, se consigue preparar a los frutos para la vida post cosecha.
SERGOMIL® L60
SERGOMIL® L60 es un bioestimulante basado en un formulado líquido compuesto por derivados de sacarosa y cobre complejado.
Servalesa, gracias a un estudio llevado a cabo en la Estación Experimental del Zaidín (CSIC), confirma el modo de acción de SERGOMIL® L60. Se basa en la capacidad de incrementar los niveles de cobre en el interior de la planta (promo- viendo la síntesis de enzimas clave), optimizar el proceso de fotosíntesis y reducir diversas fisiopatías ligadas a la deficiencia de cobre. No obstante, una de las características mas importantes del modo de acción de SERGOMIL® L60 su capacidad para activar las rutas metabólicas asociadas a la síntesis de lignina, reforzando la pared celular de estructuras vegetales y mejorando así la firmeza de frutos. Finalmente , destacar la conformación del estudio en el que se probó la capacidad de SERGOMIL® L60 de activar la síntesis de proteínas PR dependientes de la ruta del ácido salicílico.