No cabe duda de que el objetivo principal de las explotaciones agrícolas es conseguir abundantes cosechas que cubran la cada vez mayor demanda de alimentos por parte de la población y que además, rentabilice el trabajo de los productores.
Durante la segunda mitad del siglo pasado, el objetivo principal de la llamada revolución verde fue conseguir cubrir esa cada vez mayor demanda de alimentos por parte de los consumidores. Gracias a la utilización de una gran variedad y cantidad de insumos agrícolas, tanto biofertilizantes como fitosanitarios, ese objetivo se llegó a conseguir, pero tuvo ciertas consecuencias negativas para el medio ambiente. Ejemplos de ello son los efectos sobre el ecosistema de fitosanitarios de síntesis como el DDT o la progresiva degradación de los suelos agrícolas.
Durante décadas, el suelo se ha considerado un elemento de soporte físico para el cultivo y sólo se prestó atención a sus elementos minerales, sin tener en cuenta su componente biótico.
Con el tiempo, los suelos agrícolas han ido perdiendo su microbiota, se han desestructurado y en muchos de ellos el contenido en materia orgánica prácticamente ha desaparecido. Además de la pérdida de fertilidad, una de las peores consecuencias ha sido el aumento de la presión de patógenos y plagas, debido a la desaparición de sus competidores y a la aparición de resistencias a los compuestos de síntesis, de tal manera que hoy en día en muchos suelos se hace inviable el cultivo.
En la actualidad, nos encontramos ante un escenario diferente y aunque el objetivo principal sigue siendo conseguir cosechas abundantes, éstas deben obtenerse de una forma sostenible y minimizando los daños medioambientales.
La evidente concienciación de preservar el medioambiente y la creciente demanda por parte del consumidor de productos sin residuos ha desembocado en un creciente aumento de las explotaciones agrícolas que utilizan los métodos de producción mediante la agricultura ecológica. El actual reto de la Unión Europea es mantener las producciones que satisfagan las necesidades de la población de una manera sostenible, disminuyendo, y en algunos casos eliminando, determinados insumos químicos de síntesis perjudiciales para el ecosistema.
Para volver a recuperar y reestructurar los suelos, es necesario aumentar los porcentajes de materia orgánica y lo que es más importante, recuperar el contenido en microorganismos beneficiosos (rizobacterias promotoras del crecimiento de las plantas y hongos). Para poder lograrlo, en líneas generales se deben seguir varias vías complementarias como son:
- Inocular al suelo microorganismos beneficiosos. Aparte de la cantidad, es también importante apartar diferentes variedades de especies o cepas
- Por otra parte, se deben incorporar materias orgánicas de calidad, con un adecuado contenido en C y N, con el fin de estimular y aumentar la cantidad de microrganismos existentes en el suelo
- Evitar la utilización de productos que de alguna manera afecten negativamente al crecimiento de la flora microbiana edáfica
Volver a regenerar y devolver la fertilidad a un suelo que haya sido seriamente deteriorado tras largos periodos de malas prácticas, es un proceso cuya duración dependerá de su grado de degradación, pero sin ninguna duda, los beneficios obtenidos en el futuro compensarán el tiempo y trabajo empleado.
Biológica Nature está especializada en el aislamiento, identificación y reproducción a escala industrial de microorganismos beneficiosos para su uso en agricultura. Dispone de su propia colección de bacterias y hongos utilizables como biofertilizantes y regeneradores de suelos, además de otras cepas actualmente en estudio para comprobar su utilidad. Cuenta además de su propia planta de producción, compuesta de 3 fermentadores para producir biomasa y formular biofertilizantes a base de microorganismos.
Entre otros productos, dispone de varios formulados a base de consorcios de diferentes cepas de rizobacterias y hongos para mejorar las condiciones fisicoquímicas y biológicas del suelo, unido a su efecto bioestimulante sobre la planta. Con el uso de estos preparados, conseguiremos volver a tener terrenos fértiles y estables que permitan obtener cosechas abundantes y de calidad.
Estos formulados están registrados siguiendo las normativas actuales para la puesta en el mercado de fertilizantes microbiológicos y autorizados para su utilización en Agricultura Ecológica.
